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¿Has decidido trabajar o estudiar publicidad?

  • Sebastián Trujillo
  • 2 jun 2016
  • 3 Min. de lectura

Considero indispensable hablar sobre un tema de inicio que desatará varios temas y comentarios controversiales desde el menos conocedor hasta un CEO internacional. Para entender esto necesitas, al menos, estar dentro (o haber estado) de una de estas tres alternativas:


– Has decidido estudiar publicidad, y has averiguado en que puedes especializarte; – Estás estudiando publicidad y has escogido un camino por el cual dirigirte para salir al mundo de la producción de intangibles; – Sigues estudiando, o ya te has graduado, y aún no tienes ni idea de cuál puerta tocar dentro de las ciento y un posibilidades que existen para un publicista.


Pues te tengo una mala noticia, si quieres en verdad salir a ese mundo, ninguna elección es correcta. Le evolución de las marcas, del mercado, de la publicidad, del medio, de las empresas y en general del mundo, apenas está repercutiendo en cambios de la educación. Lamentablemente (sí, estoy seguro de utilizar esta palabra) la educación sigue siendo un domo anti-realidad. Crecemos durante semestres en incubadoras, las cuales tienen el fin de prepararnos para un mundo el cual ya no existe. Por lo cual ya no se puede tocar una de esas ciento y un puertas, ahora se debe tomar un taladro industrial y empezar a romper las paredes de donde sea que te encuentres.


Desde que entré a estudiar esta carrera tuve la curiosidad, o tal vez entusiasmo desenfrenado, de conocer el mundo real de un publicista, lo cual me animó a tener unas ganas desbocadas de buscar trabajo en aquel paraíso de vacantes que decían existía. De echo, recuerdo muy bien que la primera clase que tuve en la universidad fue tan alentadora como una inyección de adrenalina: “Un publicista, jamás, se quedaría sin trabajo porque existen cientos de lugares donde todos ustedes pueden trabajar. Sobre todo porque no existen muchos publicistas.” ¡Era cierto! Pero para el siglo XX. Para las personas que nos enseñan sobre la publicidad esta bien, ellos tuvieron su época de ser rockstars en el mundo publicitario. (Estaría genial recordar que ser publicista, siempre, tiene fecha de caducidad.)


Después de que he estado inmerso en el mundo publicitario desde varios puntos de vista, como por ejemplo en agencias, en empresas, en marcas (desde dentro), freelance, fotografía, publicidad digital y generando piezas gráficas, he llegado a una sola conclusión: si es que no eres un profesional integral, en está profesión tan extensa, estás siendo un dinosaurio sin aún salir del cascarón. Me he topado con pedidos de clientes de realizar un estudio de marketing y mercado para asegurarse de crear una empresa, y que también me piden una producción fotográfica y la creación de una imagen corporativa, además del plan y manejo de marketing digital, y que me han preguntado: ¿en cuánto crees que debería vender mi producto o servicio? (aunque sea una falda de flores o un perfume para motociclistas).


Evidentemente la vida con el tiempo a los seres humanos nos ha enseñado que el que mucho abarca poco aprieta, pero se ha llegado a un punto en el cual sino agrandas tus posibilidades de apretar más, te aseguro que “detrás” tuyo se encuentran muchos más queriendo comerse el mundo a costa de lo que sea. (Esto se encuentra comprobado debido a estudios psicológicos y sociales de que las nuevas generaciones se encuentran muy poco tiempo en una posición cómoda antes de querer más por su inconformidad).


Un claro ejemplo, personal, es que cuando entré a una agencia de publicidad con toda el entusiasmo de ser un redactor publicitario, mi director creativo me dijo que en dicha agencia siguen el ideal de que una imagen vale más que mil palabras y no existían redactores sino solo “creativos” (palabra tan genérica que mientras más la escuchas menos la entiendes). De inmediato, mis sueños se fueron como esa cometa que se te escapó cuando pequeño en un parque mientras corrías con papá.


En fin, la publicidad con su orden convencional está llegando a su fin. Desde las capacidades, actitudes y aptitudes que se ha estado acostumbrado a ver en un publicista hasta el orden “natural” de una agencia de publicidad (posiblemente sea el siguiente tema a topar) o el manejo interno de una marca. Mi más sincera recomendación es que si no estás dispuesto a ser un publicista para la publicidad como AirBud para los deportes, o a su vez tienes superpoderes, estás destinado a ser un dinosaurio sin aún salir del cascarón. Ésta es la enseñanza, posiblemente, que más tiempo y sacrificio me ha costado. Pero, gracias a ella pude entender, desde el primer día, porqué #DecidíVivirDeLaPublicidad.


 
 
 

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